Inicio > Conflicto en Yemen: un frente poco conocido entre Irán y Arabia Saudí
Oriente Medio es el escenario de antiguas rivalidades que han dado un giro inquietante en las últimas décadas, especialmente desde la fundación del Estado de Israel en 1948. Estas tensiones son la consecuencia de oposiciones éticas, religiosas y económicas por el dominio de la región por parte de una u otra de las potencias implicadas. En efecto, por un lado, los países árabes de confesión musulmana suní, entre ellos los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Qatar e Irak -que mantienen relaciones bastante conflictivas desde hace varios siglos- y, por otro, Turquía, también suní pero de etnia diferente a la árabe, que sigue oponiéndose en muchos puntos. También está Irán, un país musulmán, aunque chiíta, enemigo jurado de los suníes, aliado del Líbano, cuya historia está más ligada a los cristianos católicos de Occidente, pero gobernado por chiítas. Por último, en el centro de esta inestable región se encuentra el joven Estado judío israelí, que parece decidido a recuperar los territorios perdidos bajo el dominio romano desde el año 63 a.C. La situación es cada vez más crítica, sobre todo desde que estallaron varias crisis en el siglo pasado y en éste: la guerra de 1948, la guerra de Suez de 1956, la Guerra de los Seis Días de 1967, la Guerra de Desgaste de 1967, la Guerra de Yom Kippur de 1973, la Primera Guerra del Líbano de 1982 y la Segunda Guerra del Líbano de 2006. En la actualidad, uno de los principales focos de tensión y preocupación es un pequeño país de la península arábiga, Yemen.
Asolada por una guerra civil desde 2014, y por segunda vez desde 1994[3]El conflicto en Yemen es menos publicitado que en Irak y Siria. Las partes enfrentadas son, por un lado, los Houthis, que controlan gran parte del norte del país (incluida la capital, Saná), y, por otro, las fuerzas gubernamentales yemeníes leales al presidente Hadi en el exilio, presentes principalmente en el sur y el este de Yemen[4]. Otros beligerantes están implicados, como los separatistas del Consejo de Transición del Sur, que controlan Adén y sus alrededores[5].
Al analizar las causas y el curso de esta guerra, observamos que Yemen, a pesar de ser el país más pobre de la Península Arábiga, es ante todo un lugar estratégico[6]. En efecto, situada a lo largo del estrecho de Bab el Mandeb, a medio camino entre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, es una encrucijada para el tráfico marítimo procedente del Canal de Suez (Egipto), el Golfo de Aqaba (Arabia Saudí e Israel) y el Océano Índico[7]. Está situado frente a Yibuti, que alberga bases militares francesas, estadounidenses y chinas, y a Somalia, que se enfrenta a la piratería y al radicalismo islámico[8].
La razón por la que hay que tomar en serio este conflicto armado, más allá de las muertes que provoca, es que afecta a la región más pobre de la península de todo el mundo árabe, pero estratégica. En efecto, situado en el estrecho de Bab El-Mandeb, a medio camino entre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, Yemen es una importante encrucijada comercial marítima para todas las mercancías procedentes del Canal de Suez, controlado por Egipto, del Golfo de Aqaba, compartido por Israel y Arabia Saudí, pero también del Océano Índico.
Actualmente, dos potencias se disputan el control de Yemen: Irán y Arabia Saudí[9]. Los Houthis, chiitas como la mayoría de los iraníes, son apoyados logística y militarmente por Teherán, e incluso cuentan con el apoyo del Hezbolá libanés, también apoyado por Irán[10]. Este apoyo iraní representa un peligro para Riad, que lo ve como una maniobra de cerco por parte de los chiíes, mientras que las tensiones ya son máximas entre él y Teherán. Tensiones presentes en otros países árabes, como Bahrein, Irak, Siria y Líbano[11]. Estos problemas son el pretexto que invoca Arabia Saudí para intervenir en el conflicto yemení desde 2015, formando una coalición con varios países aliados y aumentando el número de incursiones en las zonas controladas por los Houthi (Operaciones Tormenta decisiva y Restaurar la esperanza)así como mediante el apoyo militar a las fuerzas gubernamentales yemeníes[12]. Los Emiratos Árabes Unidos, aliados de Riad, apoyan a las fuerzas separatistas del sur, también rivales de los Houthis[13].
Los beligerantes han recibido un gran apoyo extranjero en términos de armamento. En el caso de Arabia Saudí, Riad se ha beneficiado de la ayuda estadounidense y británica, en particular para la formación de sus pilotos de caza para los aviones fabricados por Estados Unidos o por Europa[14], es decir, por Francia con las ventas de Rafales. En el ámbito marítimo, Arabia Saudí también cuenta con equipos europeos y estadounidenses[15]. 15] Los saudíes también quieren reponer sus suministros de misiles con los estadounidenses[16]. Además de Estados Unidos y Gran Bretaña, Francia, Canadá, Italia y España también suministran armas a la coalición liderada por Arabia Saudí[17]. Bélgica también figura entre los países europeos que han autorizado las exportaciones a Arabia Saudí[18]. El Reino Saudí, debido a su participación en la guerra de Yemen, es el mayor importador de armas del mundo, con un aumento de 61% en su suministro entre 2016 y 2020[19]. Riad ha comprado a Francia material bélico por valor de casi 1.400 millones de euros, y se han encontrado armas francesas en Yemen[20]. 20] Arabia Saudí fue el tercer cliente de Italia en Oriente Medio y el Norte de África el año pasado. 21] Los números de serie de los fragmentos de bomba recuperados indicaban que habían sido fabricados por la empresa italiana RWM, filial de la alemana Rheinmetall.
Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos suministran armas modernas a los aliados del Golfo[23]. Por el contrario, en Yemen, las armas utilizadas por el ejército yemení son principalmente de diseño ruso, mientras que los Houthis se benefician del apoyo iraní a través de la entrega de misiles y armas antitanque[24]. Los Houthis han adquirido recientemente un nuevo tipo de dron Delta y un nuevo modelo de misil de crucero terrestre[25]. Los Houthis disponen de varios tipos de drones, algunos de ellos de fabricación local: el Samad-3, que puede equiparse con 18 kg de explosivos, con un alcance de 1.500 kilómetros, y una velocidad máxima de 250 km/hora; el Qasef-1 y el Qasef-2, con un alcance de 150 km para una carga de 30 kg de explosivos; y por último, drones de reconocimiento de corto alcance como el Rased (35 km), el Hudhhud (30 km) y el Raqib (15 km)[26].
Al igual que el Líbano con Hezbolá, Irak con sus milicias proiraníes, Siria con Al Assad, Yemen es uno de los principales frentes entre la Arabia Saudí suní y el Irán chií[27]. No es sólo una guerra civil, sino también una guerra de influencia[28]. Además, el conflicto yemení ha dejado al país económicamente agotado[29]. Además de los más graves crisis humanitaria en el mundo, la gente se ve a menudo privada de la ayuda internacional, desviada tanto por los Houthis como por el gobierno central[30]. Según el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), sólo en la capital de Saná, sólo 40 % de las donaciones están llegando a los ciudadanos necesitados, y sólo un tercio está recibiendo ayuda en el bastión norte de la milicia rebelde[31].
En los últimos meses, el estancamiento en el que ha caído este conflicto, los bombardeos de los Houthi sobre territorios saudíes y emiratíes, ven como Arabia Saudí e Irán multiplican las negociaciones para normalizar sus relaciones, rotas desde 2016, y poner fin a los combates[32]. Sus resultados siguen siendo inciertos...
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