Inicio > China avanza en Afganistán
Agosto de 2021. La administración Biden firma el fin de la intervención estadounidense en Afganistán, tras veinte años de presencia en el país, sufriendo guerra tras guerra desde la invasión soviética (1979)[1]. En respuesta a esta desvinculación, muchos actores regionales se están movilizando para garantizar la estabilidad del estado que recientemente cayó en manos de los talibanes[2]. Aparte de Rusia, Turquía y Qatar por razones geoestratégicas (crisis migratoria, estabilidad de la vecindad, intereses nacionales), los países más implicados en la crisis afgana son los vecinos de Afganistán, Irán, Pakistán, los países de Asia Central y China.[3].
País vecino de Afganistán, que comparte una frontera común de 76 km y está presente diplomáticamente en el país desde 1955[4]China sigue más empeñada que nunca en invertir en su vecindad en general, y ya había adelantado sus peones a las puertas de Afganistán, sobre todo a través de la Ruta de la Seda (economía, infraestructuras), así como de alianzas políticas y militares (Irán, países de Asia Central)[5]. A pesar de las inestabilidades, Afganistán no se descuida y sigue siendo un objeto de deseo para el gobierno chino[6]. Los esfuerzos diplomáticos y los nuevos intentos de inversión lo ilustran muy bien[7].
En el verano de 2021 se celebraron numerosas reuniones en China, concretamente en Pekín y Tianjin, entre representantes afganos, talibanes y chinos para garantizar la continuidad de la presencia china en Afganistán y los compromisos de seguridad de los talibanes, por diversos motivos[8].
En primer lugar, Afganistán está cerca de la provincia china de Xinjiang, de mayoría musulmana (uigur) y plagada tanto de separatismo como de terrorismo islámico (atentados antichinos)[9].
En segundo lugar, Afganistán cuenta con importantes recursos naturales (tierras raras, litio), vitales tanto para la industria china como para los talibanes en busca de apoyo económico[10].
Por último, China se esfuerza por garantizar la integridad territorial del país y la estabilidad de los países en los que ha firmado importantes contratos de energía e infraestructuras, como Pakistán[11].
Los discursos de los funcionarios chinos, incluido el jefe (Wang Yi) y los portavoces diplomáticos y el embajador en Kabul (Sr. Cong Peiwu), muestran que el gobierno de Pekín está avanzando su posición en Afganistán en un discurso de seguridad y económico, y esto, en un contexto de proximidad geográfica[12]. China quiere mantener a Afganistán dentro de su esfera de influencia.