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La diplomacia estadounidense y la lucha contra el terrorismo

Es un error suponer que la diplomacia siempre puede resolver los conflictos internacionales si hay "buena fe" y "voluntad de llegar a un acuerdo".

Henry A. Kissinger

Introducción

La diplomacia contemporánea, cuya comprensión tradicional propone aprehender "la manera de conducir los asuntos exteriores de un sujeto de derecho internacional por medios pacíficos y principalmente mediante la negociación"[1]Además de las organizaciones multilaterales, se caracteriza por una concepción amplia de la conducción de los asuntos estatales que incluye a una multitud de actores no estatales, también llamados organizaciones no gubernamentales. Dada su complejidad, este instrumento sigue siendo uno de los principales componentes del poder de un país. En consecuencia, las prácticas diplomáticas están sujetas a un reajuste continuo[2]La Unión Europea tiene una larga historia de colaboración con el sector privado, que requiere enfoques innovadores para defender eficazmente los intereses nacionales.

La lucha contra el terrorismo sigue siendo una de las prioridades de la actual administración estadounidense. Como destacó el Presidente Obama en la reciente Cumbre de la Casa Blanca sobre la lucha contra el extremismo violentoOrganizaciones terroristas como Al Qaeda y el Estado Islámico suponen una amenaza "urgente"[3] a la seguridad de Estados Unidos, así como a la de sus aliados y socios. Aunque existe una cierta continuidad en la política antiterrorista estadounidense, es inevitable coincidir con Tina Kaidanow, coordinadora de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo del Departamento de Estado, en que la naturaleza de la amenaza terrorista es variada y sigue evolucionando, lo que exige una adaptación constante del enfoque estadounidense[4].

La dimensión global de la amenaza terrorista hace que la diplomacia sea una institución central en los esfuerzos antiterroristas del gobierno estadounidense, con estrechos vínculos con los destacamentos diplomáticos extranjeros. De hecho, como señala Haris Pesto, " la lucha contra una red terrorista como la que incluye Al Qaeda requiere la cooperación de numerosos países, ya que la red está activa en todo el mundo. Una diplomacia antiterrorista eficaz consolida todas estas actividades en un conjunto coherente "[5].

Colin Powell dijo: " la diplomacia constituye la primera línea de defensa de esta nación y también una de nuestras armas ofensivas más potentes en la guerra contra el terrorismo "[6]. Por lo tanto, para discernir el peso de la diplomacia moderna en la estrategia antiterrorista de Estados Unidos, la pregunta que hay que hacerse es: "¿Cuáles son las principales características de Estados Unidos en la lucha contra las amenazas que plantean estos grupos terroristas?         
 
Para responder a esta pregunta, es necesario examinar los métodos utilizados por la diplomacia estadounidense para crear coaliciones y cooperar con sus socios internacionales. Estos métodos, que incluyen la diplomacia directa, la diplomacia de las organizaciones internacionales, la llamada "diplomacia expedicionaria", así como la diplomacia pública, serán el centro de este análisis.

I. DIPLOMACIA DIRECTA

II. LA DIPLOMACIA DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

III. DIPLOMACIA EXPEDICIONARIA

IV. DIPLOMACIA PÚBLICA

CONCLUSIÓN

La diplomacia sigue siendo una parte esencial de la estrategia global de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional. Al mismo tiempo, el terrorismo es una amenaza cada vez más actual y, en algunas partes del mundo, urgente. Este peligro, cuya naturaleza evoluciona constantemente con el tiempo, tiende a centrarse, según la coordinadora de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo del Departamento de Estado, Tina Kaidanow, en objetivos locales[62]. Así, la diplomacia estadounidense se compromete directamente con los actores de esta cooperación a todos los niveles: internacional, nacional, regional y local[63]. 63] Además, en un entorno cada vez más complejo, este acuerdo engloba a una multitud de actores no estatales. Un aspecto clave de las negociaciones de la diplomacia estadounidense es el apoyo al esfuerzo por desarrollar las capacidades antiterroristas de los socios de Estados Unidos. La asistencia y la coordinación de EE.UU. con los países aliados y asociados se realiza principalmente a través de múltiples reuniones bilaterales. El Secretario de Estado Kerry desempeña un papel fundamental en este sentido. Sin embargo, la cooperación multilateral -como el Foro Global Antiterrorista (GCTF) o la reciente Cumbre de la Casa Blanca sobre la lucha contra el extremismo violento- sigue siendo un factor clave en la estrategia diplomática estadounidense. Lo mismo ocurre con las organizaciones internacionales y regionales, que permiten a Estados Unidos limitar, en cierta medida, los costes financieros de diversas operaciones exteriores, así como adquirir una mayor legitimidad en la lucha contra el terrorismo. Es importante destacar que la lucha contra el terrorismo está, para la administración estadounidense, por encima de otras cuestiones internacionales, lo que significa que Estados Unidos no excluye tender la mano aliada a países cuyas características políticas son sólo marginalmente, si es que lo son, compatibles con las de Estados Unidos[64]. 64] Dado que el objetivo principal de la diplomacia estadounidense es garantizar que los terroristas no tengan ningún lugar que pueda calificarse de "refugio seguro", la diplomacia expedicionaria es un componente indispensable de esta estrategia diplomática global. De hecho, su tarea es proporcionar un acceso eficaz a la información sobre el terreno y garantizar una comunicación constante con los socios internacionales. El papel de la diplomacia pública en la lucha contra el terrorismo es también crucial para el éxito de la estrategia diplomática global de Estados Unidos. La comprensión de los objetivos por parte de los socios internacionales es fundamental para crear coaliciones y cooperación internacionales. La utilidad de la diplomacia pública se ve reforzada por el hecho de que su espectro de influencia se extiende más allá de los representantes políticos a los públicos de los países afectados por el terrorismo, así como a los propios activistas. La eficacia de este enfoque se ve reforzada por el creciente uso de las cibertecnologías, que se han convertido en un aspecto clave de los esfuerzos. En finLa característica principal de la diplomacia estadounidense es el deseo de reunir al mayor número posible de actores para unir fuerzas contra la amenaza del terrorismo internacional.

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